Seguramente alguna vez has escuchado la famosa frase: «yo pago lealtad con lealtad y deslealtad con deslealtad». Puede que incluso la hayas repetido pensando que es justa y equilibrada. Pero, como jóvenes cristianos, debemos preguntarnos: ¿realmente podemos vivir bajo esta regla? ¿Es compatible con el mensaje de Jesús?
Jesús rompe esquemas
En el evangelio de Mateo, Jesús confronta directamente el pensamiento popular de su época, diciendo claramente que ya no debemos vivir por la ley del «ojo por ojo y diente por diente». En cambio, Jesús introduce una enseñanza radical y transformadora: amar a nuestros enemigos y orar por quienes nos hacen daño. Este mensaje de Jesús es disruptivo y totalmente contrario a la lógica del mundo.
Jesús no solo nos propone otra manera de reaccionar, sino que nos está ofreciendo una nueva realidad, una forma de vida distinta que exige valentía, dominio propio y un compromiso profundo con los valores del reino de Dios.
La importancia de la diferencia
Cuando alguien nos lastima, traiciona o decepciona, nuestra reacción inmediata puede ser devolver el mismo daño. Pero al hacerlo, perdemos algo vital: la oportunidad de mostrar al mundo que somos diferentes, que tenemos algo especial que proviene directamente de Dios. Ser diferente implica responder al mal con bien, a la traición con fidelidad, y al odio con amor. Esta diferencia es precisamente lo que nos identifica como verdaderos seguidores de Jesús.
Cada vez que respondemos igual que quienes nos lastiman, estamos renunciando a esa oportunidad maravillosa de impactar positivamente a quienes nos rodean. Como cristianos, tenemos la responsabilidad de marcar una clara diferencia, mostrar a través de nuestras acciones que el amor y la misericordia son posibles incluso en las circunstancias más adversas.
No reduzcas tu valor
Piensa por un momento en lo siguiente, cuando reaccionas a la deslealtad con deslealtad, te estás rebajando al nivel de quien te ha hecho daño. Dios te creó con un valor inmenso, con talentos únicos y maravillosos que pueden transformar el mundo a tu alrededor. ¿Por qué reducir esa grandeza a algo tan bajo como la venganza?
Jesús nos ha dado herramientas extraordinarias como la fe, la esperanza, el amor, la paciencia y la gracia. Cuando escogemos devolver mal por mal, estamos cambiando billetes valiosos por monedas insignificantes. Es mucho mejor mantener nuestra integridad y seguir mostrando la gracia de Cristo a todos, incluso a quienes no la merecen.
El verdadero seguidor de Cristo
A menudo, pensamos equivocadamente que ser cristiano consiste en asistir fielmente a la iglesia, vestirnos de cierta manera o cantar canciones religiosas. Pero la verdadera prueba de nuestra fe no está en las apariencias, sino en la transformación genuina de nuestro corazón.
Jesús no busca seguidores que simplemente repitan frases bonitas o compartan versículos bíblicos por redes sociales. Él busca seguidores que vivan auténticamente su mensaje en cada situación cotidiana. Ser cristiano implica tener dominio propio frente a las adversidades, responder con mansedumbre ante las ofensas y mostrar amor frente al odio. Este tipo de vida es un testimonio poderoso que puede impactar profundamente a quienes nos observan.
El Dominio propio es nuestra mejor arma
La Biblia nos enseña claramente que Dios nos ha dado espíritu de poder, amor y dominio propio. Este dominio propio es precisamente lo que nos permite reaccionar de manera diferente ante las situaciones difíciles. Cuando alguien te ofende, no tienes que reaccionar desde la ira o el resentimiento. Con la ayuda del Espíritu Santo, puedes elegir la bondad, el perdón y el amor, dejando así una marca profunda en quienes te rodean.
Jesús y la misericordia
En el episodio, Rayner aborda también la frase popular «los Judas se ahorcan solos». A menudo escuchamos esto dentro de la iglesia como si fuera algo positivo, pero ¿realmente crees que Jesús celebraría algo así? Jesús, incluso en la cruz y en medio de un sufrimiento inimaginable, pidió perdón por quienes lo crucificaban. Su reacción fue siempre de misericordia, no de venganza.
Si Jesús, en el momento más crítico, escogió misericordia en lugar de justicia, ¿qué derecho tenemos nosotros para actuar de otra manera? Dios nos llama a ser misericordiosos, no a desear el mal ni celebrar la desgracia de quienes nos lastiman.
El desafío es tuyo
Vivimos en un mundo que constantemente promueve devolver mal por mal. Pero Dios nos llama a ser diferentes, a ser luz en medio de la oscuridad. El desafío es claro: elige el amor sobre el odio, el perdón sobre la venganza y la misericordia sobre la justicia.
Como jóvenes cristianos, tenemos la oportunidad única de cambiar el mundo, empezando por nuestras propias acciones. ¿Aceptas el desafío?
Este texto fue inspirado en el episodio «Ojo por ojo y diente por diente» de Metanoia con Rayner Garrido. ¡Escúchalo completo para profundizar en este mensaje!